A pesar de los esfuerzos por desarrollar el turismo, esta ciudad no tiene la calidez ni la onda cosmopolita de Dubai, rascacielos, avenidas rectas hasta el milímetro…de la ciudad originaria sólo queda el Fuerte Blanco, palacio del emir, construido a mediados del siglo XIX, la costanera que bordea la laguna, el mercado de pescados y el bazar iraní. Todo lo demás es nuevo. La Gran Mezquita de Cheikh Zayed de proporciones inauditas con su multitud de cúpulas, mármol, oro macizo, frescos…y el primer hotel 7 estrellas del mundo.
Al Ain, es un gran oasis en el desierto, a los pies de los montes Hajar, parte del emirato de Abu Dabi, la frontera con Omán divide este oasis en dos, del lado de Omán la ciudad se llama Buraimi, el palmar está en el centro. Numerosos fuertes edificados con ladrillos crudos y troncos de palmeras, durante los siglos XIX y XX para proteger las caravanas de nómadas, han sido reacondicionados y el fuerte del este, lugar de nacimiento del sheik Zayed está al lado del museo de la ciudad.
Los jardines arqueológicos de Hili guardan una hermosa tumba del período de Umm an-Nar (2300-2200 AC). El mercado de camellos es muy folclórico y seguramente nos llamará la atención, para verlo en acción debemos concurrir muy temprano en la mañana y por supuesto no debemos perder la oportunidad de hacer una visita al desierto, es conmovedor. Liwa es otra ciudad que puede sorprendernos, oasis consecutivos con sus palmeras a 200 Km. al sudoeste de Abu-Dhabi, a las puertas del desierto de Rub al-Khali, varias fortalezas fueron restauradas. La isla de Sir Bani Yas, en el golfo Pérsico es una reserva de fauna exótica, se levanta en el lugar un Ressort de súper lujo, se organizan safaris en vehículos 4×4, paseos en kayak o buceo.